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lunes, 13 de junio de 2011

Violencia patrimonial en el matrimonio, la separación y el divorcio



Caridad trabaja 9 horas por día en una tienda de ropa y unas 7 horas por día en su hogar. Está cansada, pero con tenacidad y privándose de hasta los más pequeños gustos, ha logrado guardar el dinero que sus padres le dejaron en herencia. Con ese dinero decide comprar una pequeña casa para alquilar y tener un nuevo ingreso económico, pero como ella pasa todo el día en la tienda, su marido –que trabaja por cuenta propia- busca el inmueble, lo seña y finalmente lo compra. Han pasado unos años y Caridad quiere prestarle a su hermana la casa, pero su marido no se lo permite, como tampoco le permite realizar deportes, verse con sus amigas, elegir su ropa, argumentando que “una buena mujer debe estar en la casa”.
Un tiempo después, cansada de las restricciones que sufre, Caridad piensa en la separación y decide irse a vivir a la casa que compró con el dinero de la herencia, para luego iniciar su divorcio…Pero el “pequeño detalle” es que su marido, al comprar el inmueble, lo había escriturado a su nombre (logrando tener la titularidad del 100% del inmueble) y, asesorado por su abogado, declaró que la compra se hizo con dinero que él había ahorrado antes de casarse.
¿El relato te suena conocido? Porque estas cosas suceden en nuestra sociedad cotidianamente, queremos contarte que hay una forma muy velada de violencia contra las mujeres, que es la violencia patrimonial.
Este tipo de violencia, consiste en acciones u omisiones que afectan la economía de las mujeres, a través de limitaciones dirigidas a controlar sus ingresos, en la restricción, limitación o negación injustificada para obtener recursos económicos, en la percepción de un salario inferior por igual trabajo, en la explotación laboral, la exigencia de exámenes de no gravidez y la discriminación para la promoción laboral.
Muchas mujeres trabajan, pero en el ámbito familiar se les impide tener bienes a su nombre o se las engaña para desapoderarlas ante la ruptura conyugal o sea el divorcio.
El régimen patrimonial vigente durante el matrimonio admite dos categorías de bienes: los “bienes propios de cada uno de los cónyuges” y los “bienes gananciales”. Los “bienes propios” son los que tiene cada uno de los cónyuges desde antes de la celebración del matrimonio y, también los que adquiere durante el matrimonio “a título gratuito” (es decir, al recibir una donación o una herencia) o por “subrogación real” con otro bien propio o adquirido antes de contraer matrimonio (por ejemplo si vendo un inmueble que compré antes de casarme, lo vendo ya casada  y con el dinero que obtengo, compro otro inmueble).
Los “Bienes gananciales”, en cambio, son los que se adquieren a título oneroso (es decir mediando una contraprestación en dinero –por ejemplo por compra venta-) durante el matrimonio o aún después de la disolución de la sociedad conyugal por una causa o título anterior a dicha disolución (por ejemplo si firmé un boleto de compraventa durante el matrimonio y lo escrituro después del divorcio).
Entonces ¿Qué es lo que Caridad no sabía que tenía que hacer?
Ella, como muchas otras mujeres, no sabía que al comprar su casa con dinero proveniente de una herencia  o donación que recibió, o de ganancias que ella obtuvo antes del matrimonio, o de la venta de un inmueble que recibió como herencia o donación, o de la venta de un inmueble que adquirió antes del matrimonio, debía poner el inmueble a su nombre y hacer constar expresamente en la escritura de compraventa el origen de los fondos.
Al no hacerlo, el inmueble perdió su carácter de bien propio. El caso de Caridad es muy grave, pues como antes dijimos, su marido compró el inmueble a  su propio nombre exclusivamente y además declaró que los fondos para la adquisición provenían de ahorros obtenidos por él antes del matrimonio y así logró darle carácter de “bien propio” (de él!) a la casa que Caridad pensaba que era suya.
El resultado es que al momento de la separación o el divorcio (y la disolución de la sociedad conyugal), Caridad no recibirá nada. Es decir que, mediante un ardid o engaño, ha sido virtualmente desapoderada ¿Se podrá controvertir judicialmente? Sí, es posible, pero ella deberá demostrar con pruebas fehacientes que los fondos para comprar el inmueble eran de ella y no de su marido (tal como él declaró). Y lograr esa prueba no es nada fácil para ningún abogado.
Por ello recordemos: El artículo 1246 y concordantes del Código Civil Argentino, como así también la jurisprudencia, establecen que para que el nuevo bien adquirido mantenga el carácter de “propio”, es necesario hacer constar en la escritura de adquisición, el origen propio de los fondos empleados y de qué manera le pertenecen al cónyuge que hace la adquisición.
Finalmente, los derechos patrimoniales hacen a la calidad de vida de las personas y  a la posibilidad de ejercer su libertad, su autonomía y su plan de vida. Pues bien, las mujeres tienen estos derechos y nadie, por ningún motivo, puede privarlas de ellos. Ello implica un maltrato. La violencia que sobre las mujeres se ha ejercido y se ejerce todavía hoy en este campo, debe ser repudiada y –como siempre reafirmamos- la mejor herramienta que toda mujer puede tener para proteger sus derechos, es conocerlos y así poder ejercerlos plenamente.
Por Graciela N. Fridman y Laura Yussen


2 comentarios:

  1. Despues de 33 años y 7 meses de matrimonio, dije basta,y aunque tengo, como bien propio, mas que mi marido, siempre tuve q solventar mis gastos personales y de mis hijos, mientras él se sentia dueño y señor de todo, de caracter fuerte, aparece como un manso cordero a la vista de los demás, para darles idea...en nuestra intimidad, siempre aunque me lleva 11 años mayor,eran constantes las burlas a mi cuerpo, (siendo q él sufrio quemaduras cuando era soltero,yo jamas reparé en ellas, pues el amor que sentia era mas fuerte) optando por ocultarme para desvestirme... y cuando tuve que operarme de la vista,se opuso, para no gastar! no pagó la operacion, ni me acompañó, ni me llamo x telefono, a la segunda operacion paso exactamente lo mismo, teniendo en cuenta q vivo a + de 200 km del lugar donde me operaron, tuve (con mi madre) viajar en combi solas... no me quiere dar ni para galletitas y maneja todo él solo, y jamas permite q pregunte algoreferido al manejo de mis cosas, sus gritos son tales, q abandono la cuestion, dejandolo solo..hoy dije basta y tengo miedo de su reaccion, aunque cuento con el apoyo de mis hijos, cuñada y hasta algunos hermanos de él...mi poregunta es, primero debo hablar con él o no es necesario? y directamente debo consultar a un abogado?

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    1. Estimada: Usted es vícitma de violencia psicológica y patrimonial. Efectivamente lo mejor que puede hacer es buscar ayuda profesional. Somos abogadas especialistas en estas temáticas. Si desea consultarnos puede comunicarse al 1566077094 y la asesoraremos. Saludos cordiales. Staff de Abogadas de Mujeres.

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